Vending Pizza: la 'segunda Telepizza' que la bolsa celebró antes de tiempo

En plena euforia del sector de la comida rápida, Telepizza decidió dar un paso más y apostar por un concepto que sonaba a ciencia ficción: vender pizzas calientes desde máquinas automáticas. La operación se articuló a través de una nueva sociedad, Vending Pizza, S.A., creada junto con el inventor iraní Masoud Zandi, cerebro detrás de la máquina Pizza Magic.
El proyecto no solo prometía cambiar la forma de consumir pizza, sino también abrir una nueva vía de negocio que muchos llegaron a bautizar como "la segunda Telepizza".
Una inversión millonaria y una tecnología exclusiva
Según los documentos internos y recortes de prensa recogidos en el dossier, Telepizza destinó alrededor de 1.800 millones de pesetas al proyecto, respaldando la expansión internacional de la tecnología de Zandi.
La máquina Pizza Magic ofrecía una propuesta muy concreta:
- Pizzas congeladas y horneadas al momento, listas en un minuto y medio.
- Almacenamiento interno de hasta 100 unidades.
- Mensajes de voz y sensores que detectaban la presencia del cliente.
- Supervisión remota mediante tecnología GSM.
La exclusividad venía de las 16 patentes internacionales registradas por Zandi, que blindaban el sistema frente a competidores.
Euforia en los mercados
El anuncio del acuerdo entre Telepizza y Zandi no pasó desapercibido en los mercados. Distintas crónicas bursátiles de la época recogían que, tras hacerse pública la operación, las acciones de Telepizza subieron entre un 5 % y un 7 % en un solo día, impulsadas por la expectativa de un nuevo nicho de crecimiento.
Los analistas hablaban de:
- Nuevas fuentes de ingresos recurrentes.
- Un modelo escalable y con menos costes fijos que un restaurante.
- Oportunidad de ocupar espacios como aeropuertos, estaciones de servicio, hospitales, universidades o estaciones de tren.
La ambición: decenas de miles de máquinas
En el papel, los números eran espectaculares. Vending Pizza se marcó como objetivo:
- Colocar miles de máquinas en apenas tres años.
- Alcanzar acuerdos de distribución en varios continentes.
- Firmar contratos valorados en decenas de millones de euros.
Se calcula que el negocio podía alcanzar una facturación anual de 35.000 millones de pesetas, con beneficios de hasta 4.328 millones en un escenario optimista.
Del optimismo a la fricción
Sin embargo, el salto del papel a la realidad fue mucho más complejo. El dossier también recoge testimonios y declaraciones que apuntan a retrasos en la puesta en marcha, desacuerdos sobre el control accionarial y quejas por la falta de máquinas realmente instaladas en la calle.
En el centro de la tensión estaba Masoud Zandi, presidente de Vending Pizza y socio tecnológico clave, que llegó a exigir que Telepizza bajara del 51 % al 33 % de participación, dando entrada a un tercer socio para equilibrar fuerzas.
Telepizza, por su parte, se vio presionada a estudiar la venta de hasta un 18 % de su participación para desbloquear la situación.
La historia de Vending Pizza queda así como un caso paradigmático de la época: una idea brillante, una reacción muy positiva del mercado, cifras millonarias sobre la mesa… y un complejo entramado de intereses que terminó ahogando parte del potencial inicial.