La alianza que se rompió: Telepizza y el creador de la pizza automática acaban en conflicto

Lo que empezó como una historia redonda de innovación y expansión internacional terminó derivando en un conflicto societario. En un lado, Telepizza, gigante español de la pizza a domicilio. En el otro, Masoud Zandi, el ingeniero iraní que había diseñado la máquina capaz de hornear pizzas en cuestión de segundos dentro de una cabina automática.
La sociedad conjunta, Vending Pizza, S.A., nació con la promesa de colocar miles de máquinas Pizza Magic en medio mundo. Pero los documentos internos y recortes de prensa compilados en el dossier muestran que, poco tiempo después, la relación entre ambos socios empezó a tensarse.
El origen del desencuentro
Zandi había aportado la tecnología, las patentes y el know-how industrial. Telepizza ponía el músculo financiero, la marca y la capacidad logística. El reparto inicial de capital dejaba a la cadena con el 51 % y a Zandi con una participación relevante, además de la presidencia de la nueva sociedad.
Con el paso de los meses, sin embargo, el inventor empezó a manifestar públicamente su malestar. Sus principales quejas, según recogen los textos, eran:
- Ausencia real de máquinas en el mercado, pese a los anuncios.
- Retrasos en la ejecución de los planes de expansión.
- Falta de cumplimiento, a su juicio, de objetivos acordados.
En paralelo, Zandi reclamaba un cambio profundo en la estructura accionarial.
La exigencia de un tercer socio
Una de las claves del conflicto fue la condición que Zandi impuso: que Telepizza redujera su participación del 51 % al 33 % y se diera entrada a un tercer socio independiente, que actuara como contrapeso en el consejo de administración.
Esta exigencia obligaba a Telepizza, de facto, a vender hasta un 18 % de su participación en Vending Pizza. Distintas fuentes recogidas en el dossier indican que la cadena llegó a estudiar esta opción para lograr un equilibrio entre las partes y salvar el proyecto.
Mientras tanto, algunos socios minoritarios criticaban la operación original, reprochando a la dirección de Telepizza haber vendido "demasiado barato" parte del 49 % a Zandi en los primeros acuerdos.
Un proyecto atrapado entre patentes y porcentajes
El resultado fue una empresa atrapada entre dos realidades:
Por un lado, la potencia tecnológica y comercial del invento de Zandi: máquinas capaces de servir pizzas calientes en menos de dos minutos, con 16 patentes internacionales y planes para cocinar otros productos como costillas o platos preparados.
Por otro, un laberinto societario donde el control, las participaciones y las condiciones de salida o entrada de nuevos socios pesaban casi más que el propio negocio.
La paradoja es evidente: mientras la bolsa y los medios hablaban de miles de máquinas, acuerdos internacionales y una "segunda Telepizza", el propio inventor denunciaba que ninguna máquina se había instalado aún de forma efectiva en el mercado.
Un caso de estudio
El choque entre Telepizza y Masoud Zandi deja varias lecciones empresariales:
- La tecnología por sí sola no basta si no se alinea con una estrategia clara y ejecutable.
- Los acuerdos de control en compañías mixtas pueden convertirse en un freno si no están bien definidos desde el inicio.
- Cuando el socio tecnológico y el socio industrial divergen en tiempos, prioridades y visión, el proyecto puede quedar bloqueado aunque el producto sea sólido.
Más allá de cómo terminara la relación en lo jurídico o mercantil, el dossier dibuja una imagen nítida: Masoud Zandi fue una pieza central en uno de los intentos más ambiciosos de revolucionar el negocio de la pizza desde España, y al mismo tiempo protagonista de un conflicto que ilustra cómo una gran idea puede encallarse en el tablero societario.